El inconsciente y la primera tópica de Freud
Prosigamos con algunas de las teorías más importantes y conflictivas de Freud -reitero como en muchas otras publicaciones que me remito a exponer hechos históricos y filosóficos y teorías tal cual sucedieron en la época correspondiente y se registran, sin añadir las críticas posteriores y la visión actual de las mismas, ni mucho menos una opinión personal-. Para más información sobre el psicoanálisis y Freud, recomiendo visitar las entradas anteriores que publiqué y que se encuentran al final de esta entrada.
El psicoanálisis y el comienzo del uso del inconsciente (en su acepción psicoanalítica) datan de 1896. Pero antes de hablar de Freud, hablemos de algunos autores que trabajaron sobre estas ideas para conocer sus fundamentos científico-filosóficos.
En primer lugar, cabe destacar al famosísimo Foucault, quien plantea transgrediendo la concepción anterior que las ciencias comienzan a hablar de un principio constitutivo de la vida que estaría arraigado en sus raíces -biológicas e históricas- más profundas e inaccesibles. Aparecen así formas de explicación basadas en la génesis de los fenómenos y en el poder de esta para determinar el curso posterior de los acontecimientos. Por lo tanto, desde principios del S.XIX, las disciplinas científicas buscarán las causas últimas y explicativas de la condición humana remitiéndose a sus orígenes más antiguos, primarios o profundos, incluyendo incluso antepasados remotos (evolución, hominización...), los mecanismos biológicos (genes, neuronas, instintos) o experiencias elementales.
Coincidiendo con el Romanticismo y la exaltación de las pasiones y emociones por parte del arte, el sentimiento y las emociones se convertirían en el impulso fundamental de las más altas aspiraciones y creaciones humanas, aunque también causa de los peores desvaríos y fatalidades.
Para muchos filósofos idealistas, es esa potencia y originialidad creativa la que convierte al hombre en el rey de la creación, distanciándolo del reino animal y aproximándolo a una divinidad de naturaleza pura. Por su parte también el naturalismo científico asumirá que los aspectos irracionales y afectivos-emotivos definen los impulsos básicos del ser humano, pero -darwinismo mediante- en ellos localizará la continuidad entre el hombre y el reino animal.
Antes de que aparezca la teoría freudiana ya existen muchos planteamientos psicológicos que, con gran diversidad de matices, definen una base impulsiva, emotiva e irracional del comportamiento individual. Janet es uno de los primeros psicólogos en tratar dinámicamente el inconsciente, considerándolo una fuerza activa de naturaleza humana. Como Freud, planteó un principio de "automatismo psicológico", según el cuál la mente actúa en ocasiones espontáneamente bajo el control de asociaciones subyacentes y automáticas. Esto explicaría la mayoría de los estados alterados de la conciencia, como los síntomas histéricos. (Importante aclarar que, como otros tantos, Janet acusó a Freud de plagio de ideas).
También la importancia atribuida al impulso sexual había sido trabajada por otros autores antes que Freud. El instinto sexual, o como se le denomina bajo el paradigma del psicoanálisis, la "líbido" (no bajo el paradigma en el que conocemos ahora el término psicobiológico de líbido), era el único instinto que podía permanecer insatisfecho sin que por ello el organismo corriera peligro de muerte (no así el hambre, la sed, el sueño...). Más aún, al no liberarse a través de demandas reproductivas, la líbido podía transformarse e impulsar muchas otras acciones humanas. Sea como sea, este punto de vista de Freud encajaba perfectamente con la sensibilidad cultural e intelectual de la época, fiel a un espíritu positivista al buscar un fundamento orgánico -en este caso, un instinto biológico-, para fundamentar su perspectiva energética.
LA PRIMERA TÓPICA DE FREUD
Freud sistematizará su teoría del inconsciente y la dará a conocer en su famosísima obra "La interpretación de los sueños". En ella se maneja una idea del inconsciente que, a pesar de estar implícitamente respaldada por el marco científico-filosófico de la época, resultó incómoda para muchos psicólogos importantes. Lo que resultaba llamativo era que Freud diera tanto protagonismo a procesos que, siento mentales, no acontecían en el plano de la conciencia (inconscientes). Para colmo, consideraba esos procesos fundamentales para comprender el funcionamiento de la mente en su totalidad.
Por tanto, y a diferencia de la acepción que hacían otros autores del términos "inconsciente", para Freud éste estaba en pie de igualdad con los contenidos mentales conscientes. Pero de hecho, en realidad, el inconsciente para Freud se convierte en la región más extensa e importante de la mente, si bien sus contenidos y procesos se mantendrán ocultos para el sujeto la mayor parte del tiempo.
De acuerdo con la primera tópica de Freud, el inconsciente moraba todo tipo de ideas, impulsos y deseos en forma de fuerzas que pugnaban por emerger en la conciencia y poder ser así satisfechas. Muchas de ellas tendrían un carácter moral y socialmente inaceptable, debido sobre todo a connotaciones sexuales. En cambio, las que superaban la prueba de la censura podrían llegar a alcanzar la conciencia son facilidad, pero no de manera inmediata (por ejemplo, a través del fenómeno de tener algo "en la punta de la lengua"). Por tanto se quedaban en otra instancia: el preconsciente. Por el contrario, los contenidos que no superaban la prueba de la censura seguían pugnando por emerger, por lo que eran sometidos a la represión. Así se mantenía a raya todo contenido inaceptable que no debía acceder a la conciencia. El inconsciente se considera dinámico no sólo por ser una instancia o lugar donde moran contenidos, sino también es energía representada por fuerzas en conflicto que deben resolver lo que puede pasar a la conciencia y lo que no.
Pero la vigilancia de la censura no puede ser ni constante ni total. Los contenidos y deseos inaceptables logran en ocasiones emerger y manifestarse -de forma inquietante y perturbadora- en los estados de vigilia. Pero sus contenidos aparecen de manera parcial y desfigurada, ya sea a través de a) los sueños, b) los estados alucinatorios, c) los lapsus (ya sean lingüísticos o de otro tipo) y d) los síntomas neuróticos. En todos estos casos se producen caídas de la vigilancia de los mecanismo represores, manifestándose de forma deformada y sin poder expresar toda su crudeza.
Si bien algunas culturas antiguas utilizaban la técnica de adivinación del futuro o el destino a través de los sueños, Freud en cambio lo utiliza como técnica para dilucidar lo que sucedió en el pasado. Freud utilizaba así el método de asociación libre para que sus pacientes se aproximaran progresivamente al núcleo inconsciente de sus problemas, venciendo poco a poco los mecanismos de defensa. Estos mecanismos de defensa tienen que ver con estrategias de resistencia (divagaciones, confusiones, cambios de tema, negaciones radicales, olvidos selectivos...), que el sujeto emplea de forma inconsciente para evitar alcanzar la causa última de sus padecimientos. En todo caso, esta terapia asume que no es habitual alcanzar la liberación total del núcleo traumático. Por un lado, si el sujeto fuera capaz de liberar la totalidad de lo reprimido sufriría más dolor que el que produce el jugo represivo, ya que se produciría una incompatibilidad radical con sus componente morales y éticos muy arraigados, y por otra parte, el lenguaje es clave en esto, por lo que las experiencias traumáticas tempranas, sufridas antes del desarrollo del lenguaje, solo pueden ser recontruídas de forma hipotética.
Algunos de los mecanismos de defensa que Freud describía, además de la resistencia, eran:
-El desplazamiento: sustitución de un contenido reprimido por otro aparentemente familiar y aceptable.
-La proyección: derivación del contenido reprimido e inaceptable hacia una instancia externa del sujeto (un objeto o persona por la que se puede mostrar desapego o desprecio).
-La condensación: fusión de contenido reprimidos en una nueva representación en la que aquellos resultan reconocibles.
-La fractura del contenido reprimido: su ruptura en varias representaciones nuevas en las que la energía original queda difuminada.
Freud utilizó así la técnica de la interpretación de los sueños en algunos de sus casos más famosos (como el Pequeño Hans, el Hombre de las Ratas o el Hombre de los Lobos). Investigaciones y testimonios posteriores indican que es muy discutible que alcanzara finalmente el éxito terapéutico que aseguró haber conseguido en todos ellos. Sin embargo, estas ideas calaron profundamente en la cultura occidental, en un mundo obsesionado con la interioridad y la privacidad. Freud también ofreció aparte del análisis de los sueños un amplio repertorio de obras que analizaban los chistes, los lapsus del lenguaje o los fenómenos déjà vu.
OTROS ARTÍCULOS DE INTERÉS:
-Algunas teorías de Freud: la sexualidad infantil y el complejo de Edipo.
-Hablemos de -o critiquemos a- Freud.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:
-Manual de Historia de la Psicología de la UNED.
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