Hablemos de -o critiquemos a- Freud.
Sin duda, la historia y el presente del psicoanálisis están estrechamente ligados a la figura de Freud. Comencemos por sus principios: en 1897 Freud, aquejado de sus síntomas de angustia y depresión, decidió analizar su propia infancia con la ambiciosa intención de descubrir la raíz de sus propios problemas, y como consecuencia de ellos, sentaría las bases de la teoría psicoanalítica. Primera crítica: elevar a una verdad universal y científica una reflexión sobre sus circunstancias personales, por lo que el psicoanálisis de raíz está muy vinculado a la autobiografía de este autor. Segunda crítica: Freud sobredimensionaba sus éxitos terapéuticos y destruía selectivamente documentación y correspondencia personal.
Freud se ha ganado la postura de "villano" dentro de la psicología, e incluso hay quienes se plantean que el psicoanálisis sólo puede ser entendido como una vía muerta o, incluso, como una farsa en el desarrollo de la psicología.
Originalmente, la oposición a la obra de Freud se localizó sobre todo en torno a su controvertida teoría sexual de las motivaciones humanas, propuesta contra la que se adujeron críticas tanto de carácter moral como intelectual, en un contexto burgués de la Viena de fin de siglo, y bajo la perspectiva del régimen Nazi posteriormente. Su "escandalosa" visión pansexualista, egoísta y animal de la naturaleza humana chocó con la hipocresía moral del momento histórico-social que le tocó vivir. Sin embargo, cuando la moral victoriana comenzó a desmoronarse, o incluso mucho después, durante la "revolución sexual" de los años 60, la obra de Freud continuó en el punto de mira. Coincidiendo con el auge del conductismo y el positivismo, se empezó a denunciar la falta de criterios sitemáticos en la recogida y ordenación de sus datos y demostraciones, así como el discutible éxito real de sus terapias.
El psicoanálisis terminó siendo desterrado de las facultades de psicología por sus carencias científicas y encontró refugio en otros espacios académicos relacionados principalmente con las humanidades (arte, lingüística, filosofía, antropología...). Pero esto en realidad era relativamente cierto solo para el mundo anglosajón y similares (como en el caso de España). Muchas facultades de psicología de Centroeuropa, Latinoamérica o Estados Unidos siguen acogiendo contenidos psicoanalíticos. A todo esto hay que añadir su vigencia actual en el ámbito de la intervención clínica, donde buena parte de las corrientes psiquiátrica modernas continúan considerándolo una herramienta terapéutica válida.
Igualmente, sería pertinente matizar o contextualizar la cuestión del rigor metodológico y científico del psicoanálisis, sobre todo teniendo en cuenta que, en la historia de la psicología, ningún otro autor ha recibido tantas críticas a ese respecto como Freud. Por un lado, es importante subrayar que el método experimental no es el único procedimiento que la ciencia ha utilizado y aún utiliza para construir conocimiento. Por otro lado, recordemos que en esa época también se utilizaban como tratamientos psiquiátricos los baños fríos, los electroshocks, las intervenciones quirúrgicas, y otros tratamientos invasivos y radicales. Además, Freud no es el único autor que no ha cumplido con un juicio científico riguroso: ni William James y su interés por la espiritualidad, ni Wundt, ni Watson, ni incluso Skinner. Curiosamente, a diferencia de todos ellos, la crítica que recibe la obra de Freud por anticientífica es tan persistente como la vigencia de su obra (por tanto, una lanza a su favor es que aunque Freud haya sido el más criticado, muchísimos psicólogos tampoco han sido rigurosos con su método científico para establecer teorías psicológicas).
En una Viena hipócrita moralmente, Freud adoptó una perspectiva más pesimista que crítica: interpretó las simulaciones, el malestar y las patologías de los vieneses como características humanas universales (otra crítica: la del principio de universalización). Por otra parte, Freud emigró a Londres por la amenaza del nazismo, y su formación inicial se produjo en el ámbito de la medicina. En la tradición vienesa, el diagnóstico era más importante que los propios tratamientos, curas y seguimientos de los pacientes. Freud fue fiel a esa perspectiva médica, exhibiendo un evidente desapego e incluso insensibilidad ante el sufrimiento de sus pacientes o el devenir de sus salud tras dar por finalizado el tratamiento. La práctica del psicoanálisis exige una escucha clínica distanciada y sin interferencias, así como la detección de la transferencia -las expectativas y deseos que el paciente proyecta sobre el analista- o la contratransferencia -las expectativas y deseos que el analista proyecta sobre el paciente-.
Freud comenzó a rechazar el supuesto imperante en la época de que la causa de cualquier enfermedad, incluyendo las mentales, radicaba en un daño o malformación anatómica-fisiológica. Con influencias de Jean-Martin Charcot, Freud comenzó a centrarse en los trastornos histéricos y en las técnicas de hipnosis como método terapéutico, y trasportó mucho del lenguaje neurológico al psicológico-metafórico.
Por otra parte, a raíz de su teoría sobre el Complejo de Edipo (que explicaré junto a sus teorías más importantes en otra entrada), se detectaron rastros de estereotipos y prejuicios misóginos propios de la época, además de centrar su teoría en la burguesía y la familia nuclear y patriarcal burguesa como si fuera la única sociedad existente. También ha sido objeto de críticas la "teoría de la seducción", que para mucho autores, muchos de los episodios de abusos relatados por los pacientes de Freud eran seguramente verídicos, pero para otros, es posible que la mayoría de los pacientes ni siquiera comentaran nada relacionado con los abusos infantiles, y habría sido el propio Freud el que habría inducido o incluso inventado esos datos para justificar su teoría sexual de la histeria -si bien es cierto que tras las críticas, Freud reconceptualizó dicha teoría-.
Por otro lado, Janet -el primer psicólogo que poco años antes que Freud manejaba ya una concepción plentamente dinámica del inconsciente- acusó a Freud de haberle robado ideas. Fliess, por correspondencia, comentó algunas ideas de sus teorías de la sexualidad infantil, y Fliess también acusó a su gran amigo Freud de plagio.
Freud empleó la técnica de la interpretación de los sueños. Investigaciones y testimonios posteriores indican que es muy discutible que Freud alcanzara finalmente el éxito terapéutico que aseguró haber conseguido en todos sus pacientes; sin embargo, a pesar de estas críticas, las teorías freudianas calaron profundamente en la cultura occidental, en un mundo obsesionado con la interioridad y la privacidad, por que sus teorías resultaron atractivas en la época.
Otra crítica generalizada a Freud desde el feminismo era el énfasis que hacía este en la sexualidad de los varones, y prestaba poca atención a la experiencia femenina, dejando ver la superioridad de los órganos genitales masculinos. Por otra parte, Freud relacionaba la histeria exclusivamente con mujeres, y no con hombres.
Para finalizar, y sin comentar sus teorías y tópicas -que ya mencioné que quería dedicar otras entradas a ello-, el psicoanálisis posfreudiano acabó estallando en diferentes escuelas, con autores conocidos como Lacan, Wilehlm Reich, Klein, Jung u Otto Rank, entre muchos. Además, cabe destacar el legado del psicoanálisis también repercutió en otras corrientes psicológicas, como el conductismo, el cognitivismo, en Vygotski o Piaget. Otro minipunto a favor de Freud fue el de devolver a la psicología un poquito de la introspección y el énfasis en la mente, del que había sido despojado por la vigencia de los conductismos -quienes sólo se centraban en las conductas observables y relegaban a un segundo plano los procesos mentales por ser demasiado complejos de estudiar-.
Fuente: Manual de Historia de la Psicología de la UNED.
Freud se ha ganado la postura de "villano" dentro de la psicología, e incluso hay quienes se plantean que el psicoanálisis sólo puede ser entendido como una vía muerta o, incluso, como una farsa en el desarrollo de la psicología.
Originalmente, la oposición a la obra de Freud se localizó sobre todo en torno a su controvertida teoría sexual de las motivaciones humanas, propuesta contra la que se adujeron críticas tanto de carácter moral como intelectual, en un contexto burgués de la Viena de fin de siglo, y bajo la perspectiva del régimen Nazi posteriormente. Su "escandalosa" visión pansexualista, egoísta y animal de la naturaleza humana chocó con la hipocresía moral del momento histórico-social que le tocó vivir. Sin embargo, cuando la moral victoriana comenzó a desmoronarse, o incluso mucho después, durante la "revolución sexual" de los años 60, la obra de Freud continuó en el punto de mira. Coincidiendo con el auge del conductismo y el positivismo, se empezó a denunciar la falta de criterios sitemáticos en la recogida y ordenación de sus datos y demostraciones, así como el discutible éxito real de sus terapias.
El psicoanálisis terminó siendo desterrado de las facultades de psicología por sus carencias científicas y encontró refugio en otros espacios académicos relacionados principalmente con las humanidades (arte, lingüística, filosofía, antropología...). Pero esto en realidad era relativamente cierto solo para el mundo anglosajón y similares (como en el caso de España). Muchas facultades de psicología de Centroeuropa, Latinoamérica o Estados Unidos siguen acogiendo contenidos psicoanalíticos. A todo esto hay que añadir su vigencia actual en el ámbito de la intervención clínica, donde buena parte de las corrientes psiquiátrica modernas continúan considerándolo una herramienta terapéutica válida.
Igualmente, sería pertinente matizar o contextualizar la cuestión del rigor metodológico y científico del psicoanálisis, sobre todo teniendo en cuenta que, en la historia de la psicología, ningún otro autor ha recibido tantas críticas a ese respecto como Freud. Por un lado, es importante subrayar que el método experimental no es el único procedimiento que la ciencia ha utilizado y aún utiliza para construir conocimiento. Por otro lado, recordemos que en esa época también se utilizaban como tratamientos psiquiátricos los baños fríos, los electroshocks, las intervenciones quirúrgicas, y otros tratamientos invasivos y radicales. Además, Freud no es el único autor que no ha cumplido con un juicio científico riguroso: ni William James y su interés por la espiritualidad, ni Wundt, ni Watson, ni incluso Skinner. Curiosamente, a diferencia de todos ellos, la crítica que recibe la obra de Freud por anticientífica es tan persistente como la vigencia de su obra (por tanto, una lanza a su favor es que aunque Freud haya sido el más criticado, muchísimos psicólogos tampoco han sido rigurosos con su método científico para establecer teorías psicológicas).
En una Viena hipócrita moralmente, Freud adoptó una perspectiva más pesimista que crítica: interpretó las simulaciones, el malestar y las patologías de los vieneses como características humanas universales (otra crítica: la del principio de universalización). Por otra parte, Freud emigró a Londres por la amenaza del nazismo, y su formación inicial se produjo en el ámbito de la medicina. En la tradición vienesa, el diagnóstico era más importante que los propios tratamientos, curas y seguimientos de los pacientes. Freud fue fiel a esa perspectiva médica, exhibiendo un evidente desapego e incluso insensibilidad ante el sufrimiento de sus pacientes o el devenir de sus salud tras dar por finalizado el tratamiento. La práctica del psicoanálisis exige una escucha clínica distanciada y sin interferencias, así como la detección de la transferencia -las expectativas y deseos que el paciente proyecta sobre el analista- o la contratransferencia -las expectativas y deseos que el analista proyecta sobre el paciente-.
Freud comenzó a rechazar el supuesto imperante en la época de que la causa de cualquier enfermedad, incluyendo las mentales, radicaba en un daño o malformación anatómica-fisiológica. Con influencias de Jean-Martin Charcot, Freud comenzó a centrarse en los trastornos histéricos y en las técnicas de hipnosis como método terapéutico, y trasportó mucho del lenguaje neurológico al psicológico-metafórico.
Por otra parte, a raíz de su teoría sobre el Complejo de Edipo (que explicaré junto a sus teorías más importantes en otra entrada), se detectaron rastros de estereotipos y prejuicios misóginos propios de la época, además de centrar su teoría en la burguesía y la familia nuclear y patriarcal burguesa como si fuera la única sociedad existente. También ha sido objeto de críticas la "teoría de la seducción", que para mucho autores, muchos de los episodios de abusos relatados por los pacientes de Freud eran seguramente verídicos, pero para otros, es posible que la mayoría de los pacientes ni siquiera comentaran nada relacionado con los abusos infantiles, y habría sido el propio Freud el que habría inducido o incluso inventado esos datos para justificar su teoría sexual de la histeria -si bien es cierto que tras las críticas, Freud reconceptualizó dicha teoría-.
Por otro lado, Janet -el primer psicólogo que poco años antes que Freud manejaba ya una concepción plentamente dinámica del inconsciente- acusó a Freud de haberle robado ideas. Fliess, por correspondencia, comentó algunas ideas de sus teorías de la sexualidad infantil, y Fliess también acusó a su gran amigo Freud de plagio.
Freud empleó la técnica de la interpretación de los sueños. Investigaciones y testimonios posteriores indican que es muy discutible que Freud alcanzara finalmente el éxito terapéutico que aseguró haber conseguido en todos sus pacientes; sin embargo, a pesar de estas críticas, las teorías freudianas calaron profundamente en la cultura occidental, en un mundo obsesionado con la interioridad y la privacidad, por que sus teorías resultaron atractivas en la época.
Otra crítica generalizada a Freud desde el feminismo era el énfasis que hacía este en la sexualidad de los varones, y prestaba poca atención a la experiencia femenina, dejando ver la superioridad de los órganos genitales masculinos. Por otra parte, Freud relacionaba la histeria exclusivamente con mujeres, y no con hombres.
Para finalizar, y sin comentar sus teorías y tópicas -que ya mencioné que quería dedicar otras entradas a ello-, el psicoanálisis posfreudiano acabó estallando en diferentes escuelas, con autores conocidos como Lacan, Wilehlm Reich, Klein, Jung u Otto Rank, entre muchos. Además, cabe destacar el legado del psicoanálisis también repercutió en otras corrientes psicológicas, como el conductismo, el cognitivismo, en Vygotski o Piaget. Otro minipunto a favor de Freud fue el de devolver a la psicología un poquito de la introspección y el énfasis en la mente, del que había sido despojado por la vigencia de los conductismos -quienes sólo se centraban en las conductas observables y relegaban a un segundo plano los procesos mentales por ser demasiado complejos de estudiar-.
Fuente: Manual de Historia de la Psicología de la UNED.
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