Las preocupaciones: ¿cómo se desarrollan, por qué se mantienen, hasta qué punto son beneficiosas?
La preocupación es una cadena de pensamientos sobre un peligro o desgracia futuros, donde hay incertidumbre sobre los resultados (la amenaza futura es vista como impredecible y/o incontrolable), y un sentimiento acompañante de ansiedad. La preocupación diaria por ciertos eventos es inevitable y hasta sana, porque nos ayuda a prepararnos para eventos futuros, pero hay veces en que se puede tornar insufrible e incluso derivar en trastornos, como los de ansiedad (ataques de pánico o trastorno de ansiedad generalizada -TAG-; de hecho, la preocupación es uno de los elementos claves en este último trastorno). Por eso nos vamos a centrar en la preocupación desde un punto de vista patológico y en concreto del trastorno de ansiedad generalizada, aunque algunas cosas que se cuenten aquí pueden servir y ser interesantes para comprender también las preocupaciones no patológicas, cómo se forman y sobre todo por qué se mantienen.
Primero debemos diferenciar la preocupación de las obsesiones. Sobre las obsesiones ya he hablado en otra entrada, como la de "Pienso en algo porque es importante y es importante porque pienso en ello: Las obsesiones", pero cabe reseñar un par de cosas: las obsesiones no son simplemente preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real, sino cogniciones (recuerdos, pensamientos...) experimentadas como intrusas e inaceptables (en psicología se llama "egodistónico") que adoptan frecuentemente la forma de impulsos e imágenes añadidas a los pensamientos. En cambio, las preocupaciones suelen experimentarse más como pensamientos verbales y son egosintónicos (los sentimos como nuestros, no algo intruso o ajeno), y su contenido no suele ser visto como inapropiado. También difieren de las rumiaciones depresivas en que estas últimas se centran en eventos negativos que ya han sucedido, mientras que las preocupaciones tienden a centrarse en posibles eventos negativos del futuro.
Las personas con Trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se suelen preocupar por cosas que es improbable que sucedan o que si ocurren, son mucho más manejables y menos dramáticas de lo que piensan. Estas personas presentan preocupaciones relativamente constantes, dejando al lado una preocupación normalmente solo cuando aparece otra nueva. Hay una gran diferencia entre personas que se preocupan en exceso y la personas con TAG, ya que en estas últimas sufren mayor ansiedad y frecuencia de pensamientos negativos, además que estos son más negativos.
Algo curioso a destacar es que en las personas con TAG, en comparación con personas con otros trastornos de ansiedad, es menos frecuente que busquen tratamiento psicológico, quizá porque acepten que el trastorno es una forma de ser o porque son tratadas por médicos que les prescriben ansiolíticos y se quedan tan anchos.
Pero volviendo al tema de las preocupaciones: estas suponen una gran carga mental (no solo emocional), especialmente cuando son frecuentes y duraderas que suponen cambios fisiológicos en la activación cardiovascular, inmunológica y endocrina (el desgaste emocional y físico es real, sobre todo siendo un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares). El modelo explicativo de Bados (2015) recoge muy bien de forma integradora de muchos modelos explicativos sobre la preocupación:
Desarrollo de las preocupaciones y mantenimiento de las mismas
Algunos componentes de vulnerabilidad psicológica serían la percepción de amenaza generalizada (visión del mundo como algo peligroso) y el sentirse incapaz de afrontar los eventos amenazantes, que puede surgir por eventos traumáticos o estresantes -sin centrarnos en la importancia también de la vulnerabilidad biológica o heredada-, siendo personas perfeccionistas, dependientes y con falta de asertividad.
Como características personales proclives al desarrollo y mantenimiento excesivo de las preocupaciones encontramos factores como los siguientes: intolerancia a la incertidumbre (considerar inaceptable que un evento negativo pueda ocurrir, aunque la probabilidad sea pequeña, desarrollando una atención focalizada en la amenaza y un umbral más bajo para percibir la ambigüedad, interpretación de la información ambigua como amenazante...), la actitud negativa hacia los problemas (no saber reconocer los problemas, hacer atribuciones inadecuadas sobre estos, valorarlos como amenazas y no creer en la propia capacidad para afrontarlos) y el miedo a las emociones negativas (que son vistas como peligrosas, inmanejables, incontrolables o inaceptables, e incapacidad para regularlas o aceptarlas).
Todo el proceso de preocupación surgen de pensamientos tipo "¿y si... (sucede algo negativo)?, que son pensamientos o imágenes negativas, que provoca una percepción de amenaza que desencadena la preocupación que sobrestima la probabilidad y el coste de la amenaza. Suelen surgir no como algo presente (como en preocupaciones "sanas") sino como una amenaza futura de muy baja probabilidad de ocurrencia (en las personas con TAG), por lo que no existe ninguna solución de tipo conductual o acción para resolverla,y la persona en vez de utilizar recursos de afrontamiento adecuados (como la reestructuración de pensamientos o resolución de problemas), utiliza como forma de afrontamiento la preocupación constante para prevenir la amenaza. Por lo tantos, los pensamientos "¿y si...?" suelen iniciar la cadena de preocupaciones mediante la activación de creencias de que preocuparse es útil, contribuyendo a su mantenimiento (además, son reforzados por una asociación o condicionamiento en el que la baja probabilidad de ocurrencia se asocia supersticiosamente por la no ocurrencia de lo que se teme).
Creencias positivas sobre la utilidad de la preocupación
- Preocuparse ayuda a descubrir medios para evitar lo que se teme. Sin embargo, lo que se teme es muy improbable que suceda, en el caso patológico (en situaciones normales, sí sería beneficioso).
- Preocuparse es un medio eficaz de resolver problemas (sin embargo, esto es falso, ya que entorpece la solución de problemas).
- Preocuparse motiva a llevar a cabo lo que hay que hacer (sin embargo, hay métodos motivacionales más adecuados). "Si me preocupo por esto, es más probable que lo movilice recursos para hacer algo".
- Preocuparse prepara para lo peor, protege de las emociones negativas, ayuda a prepararse para la ocurrencia del evento negativo. Así se mitiga o se hace más leve la emoción negativa derivada de que el suceso ocurra. Sin embargo, el precio son largos períodos de malestar.
- Preocuparse por sí mismo puede evitar la ocurrencia de consecuencias negativas o hace menos probable que ocurran (esto es un pensamiento mágico que es reforzado por una coincidencia supersticiosa de preocuparse y la ausencia de resultados negativos).
- Preocuparse ayuda a no pensar en otras cosas más perturbadores emocionalmente (traumas, experiencias negativas...). "Prefiero sentir preocupación que tristeza".
- Preocuparse es un rasgo positivo de personalidad. Esto indica que la persona es responsable, bondadosa y bien intencionada, y esto puede ser reforzado cuando otros les dicen que poseen esas cualidades.
Efectos de las preocupaciones incontroladas
- Prevención o reducción del procesamiento de la información amenazante (al estar centrado en estar preocupado no procesan bien la información, y por tanto no pueden activar la emoción del miedo que ayudaría a reevaluar y/o afrontar la amenaza, contribuyendo a disminuir también el control en amenazas futuras).
- Prevención del contraste emocional negativo. Prefieren permanecer en un estado emocional negativo para "no darse la ostia" al pasar de uno positivo o neutro a uno negativo si se diera la situación amenazante, o para estar preparados con ese estado negativo por si el acontecimiento sucede, y que entonces no sea tan doloroso.
- Ansiedad o inquietud, deterioro en ejecución de tareas, problemas de concentración, perturbaciones del sueño, tensión muscular, fatiga e irritabilidad o humor deprimido.
- Intentar prevenir la amenaza y reducir la ansiedad con la preocupación, controlando los pensamientos constantemente, pero esto es ineficaz y contribuye a mantener el problema.
- Conductas motoras de evitación y de búsqueda de seguridad para prevenir o minimizar los supuesto peligros anticipados y la ansiedad; las conductas de seguridad contribuyen a mantener las preocupaciones e interpretaciones de la amenaza.
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