Desde nuestro sistema defensivo como mamíferos hasta la ansiedad social
En esta entrada voy a hablar de la ansiedad social (experiencia humana caracterizada por un intenso temor a la evaluación -ya sea negativa o positiva- por parte de los demás en situaciones sociales), (AS) y no tanto del trastorno de ansiedad social (cuando la ansiedad social llega al punto máximo de gravedad e interferencia en la vida), (TAS). Pero este análisis no va a ser desde un punto psicopatológico, clínico o descriptivo, sino meramente etiológico y evolucionista. Por lo tanto, no entraré a explicar en profundidad la ansiedad social, los síntomas, etc, sino a analizar un punto curioso y relevante para entenderla, que es el filogenético.
Diferencias entre miedo y ansiedad
Las mayores aportaciones en este ámbito se deben a Marks, quien analiza el miedo, la evolución y los sistemas de defensa, subrayando el importante valor adaptativo del miedo, como un primitivo sistema de alarma que se dispara ante la presencia de un peligro, protegiendo así a las personas. El miedo es un legado evolutivo vital; y se habla de él cuando hay un peligro identificable (una serpiente, un león, un coche que se acerca...), ante el que respondemos con rapidez para escapar o defendernos. Cierta cantidad de miedo es normal y adaptativa, pero sin embargo las fobias son miedos irracionales, desproporcionados, ya que objetivamente no hay razones que justifiquen esa reacción de miedo.
La ansiedad es una emoción más compleja que el miedo, en la que están presentes distintos sentimientos (incertidumbre, excitación, alarma, cólera, tensión, nerviosismo, preocupación, tristeza...), junto con un componente fundamental de miedo. Por tanto, la ansiedad es distinta al miedo, pero tienen similitudes (pensamientos, conductas y respuestas fisiológicas); ahora bien, el miedo se produce ante algo concreto e identificable, mientras que la ansiedad es más difusa, el peligro es menos claro, se reacciona ante una vaga sensación de amenaza, y mientras que el miedo está centrado en el presente, la ansiedad se centra en el futuro, e incluso en un futuro hipotético y poco probable, está orientado hacia algo que podría ocurrir si no estamos atentos para anticiparnos y hacer algo al respecto (aprensión ansiosa, esto es, la posibilidad de predecir y controlar acontecimientos).
¿Cómo surge la ansiedad social?
La ansiedad social puede considerarse como un aspecto de un sistema de respuesta defensiva que evolucionó para hacer frente a las amenazas, siendo parte de una dotación genética de nuestra especie que desempeñó un papel fundamental en la evolución de la vida individual a la vida social. Existen amenazas reales en las interacciones sociales -actos terroristas, guerras, conflictos entre castas, nacionalismos, estados totalitarios, clases sociales...-, como tipos de valores culturales -consideración de las mujeres como seres inferiores, noción de ganadores o perdedores, etiquetas basadas en el logro y prestigio social...-. En la ansiedad social se habla de amenazas que pueden provenir tanto del exterior de nuestro grupo social (miedo al extraño), o incluso de nuestro propio grupo social de referencia (miedo a los congéneres). Por tanto los enemigos se pueden dar tanto dentro como fuera de la especie. Por otra parte, las reacciones de miedo son similares ante amenazas procedentes de depredadores de otras especies o ante congéneres de la propia especie. Es una lucha que supone dominar o ceder; los animales con más miedo ceden ante las amenazas de los agresores y sobreviven, pero a costa de algo. Se trata de lograr un equilibrio difícil; el miedo y la conducta defensiva, como la sumisión, permiten la supervivencia ante un agresor, pero reducen la probabilidad de éxito en el grupo. Los animales de rango social superior tienen más acceso a la comida, territorio y parejas, mientras que los animales temerosos quedan relegados a la periferia del grupo.
El miedo al extraño, que es posible observar en los niños de entre 8 y 24 meses no tendría una explicación desde la perspectiva de la sociedad actual, pero es muy adaptativo desde una perspectiva evolucionista: habría aparecido como una protección eficaz ante amenazas de los congéneres de la propia especie -de hecho, muchos animales matan a miembros de la misma especie, como el infanticidio o asesinato a las crías más jóvenes del grupo para aumentar la supervivencia de las propias crías-. Pero esto también ha sucedido en la historia de la especie humana (Herodes ordenando matar a los niños, el Faraón matando a los hijos de hebreos, o matar a un niño concebido por otro varón en diferentes culturas). Por tanto, el hombre parece el mayor depredador del hombre, y aunque es más probable la amenaza por parte los extraños, también existe la amenaza dentro del propio grupo o de la misma familia (como en China el infanticidio especialmente en niñas, o el abuso y maltrato en la infancia).
Pero las especies no son ni buenas ni malas, es una mera lucha por la supervivencia; los congéneres cooperan y cuidan unos de otros, cortejan y copulan, pero también luchan y se matan entre ellos. El contacto entre compañeros y la vida en grupo ha dado lugar a numerosas ventajas, y a la evolución de las conductas sociales, y también a la ansiedad social. La ansiedad social existe en toda la raza humana y en otros primates, y en algunas especies de mamíferos. La ansiedad social no es algo reciente, sino que tiene una larga historie filogenética de la que se deriva la moderna ansiedad respecto a las interacciones y relaciones sociales. Muchas de nuestras preocupaciones derivan de la necesidad y la presión de adaptarnos a grupos sociales jerárquicos y complejos, que han desarrollado multitud de normas a veces difíciles de comprender y seguir. La cautela, la prudencia, la sumisión, el coraje, la iniciativa, la sinceridad, la autoafirmación, etc, pueden ser más o menos adaptativas dependiendo de la situación.
La ansiedad social supuso un papel clave del paso de la vida individual a la vida social, pues hizo posible que los individuos vivieran juntos en grupo, importante ventaja para la supervivencia. Gilbert y Tower defienden la naturaleza biológicamente preparada de la ansiedad social, y de que esta surge a partir de primitivos sistemas de valoración/respuesta para hacer frente a las amenazas intra-especie. Nuestro complejo cerebro está preparado para prever posibles consecuencias, esperar determinados acontecimientos, hacer planes o fantasear.
Los sistemas de defensa y de seguridad: el "modo agónico" y el modo hedónico"
El sistema de defensa
Los mamíferos viven en grupo, pero han desarrollado jerarquías muy importantes para la estructura y cohesión del grupo. Esta jerarquía se estructura alrededor de la atención dirigida a los miembros dominantes. Esta forma de interacción es denominada "modo agónico", que permite a los subordinados reconocer y anticipar amenazas (expresiones de ira, o rechazo por parte del miembro dominante), para poder reaccionar de inmediato dando muestras de sumisión y apaciguamiento. Por ejemplo, el contacto ocular, en muchas especies animales y en los primates es muy importante: el contacto ocular directo significa amenaza, y desviar la mirada suele ser signo de sumisión y obediencia. En la especie humana, aunque estas respuestas están moduladas por factores culturales y de aprendizaje, también se reconoce que el patrón de mirada fijo y directo supone confrontación, y desviar la mirada, sumisión o malestar. Estamos evolutiva y biológicamente preparados para temer rostros que expresan enfado, crítica o rechazo. El modo agónico, típico del sistema de defensa en el que surge la ansiedad social, es un logro evolutivo que permite vivir juntos al miembro dominante y al subordinado.
El sistema de seguridad
Es denominado el modo hedónico, y ha hecho que miembros de la misma especie cooperen sin activar comportamientos agónicos o de defensa. Los miembros del grupo actúan juntos y realizan acciones beneficiosas para la supervivencia de todos. No se utilizan señales de amenaza, sino señales de calma, seguridad y tranquilidad (saludos, besos, abrazos...). Los miembros del grupo son así una importante fuente de seguridad. Cabe reseñar que la ansiedad es el resultado de la presencia de un peligro o la ausencia de seguridad, por lo tanto, es posible que los niños, antes una posible amenaza, se acerquen a las personas con las que se sienten seguros, a través del sistema de apego. Una vez el niño está calmado y protegido puede volver a alejarse y explorar, lo cuál es vital para su desarrollo. De hecho, el momento en el que el niño empieza a poder desplazarse es cuando surge el miedo a los extraños, una forma precursora de ansiedad social. Por tanto el tipo de apego (seguro o patológico) se convierte en un elemento a tomar en consideración para explicar la ansiedad social (y el trastorno de ansiedad social).
Por lo tanto, el modo hedónico surgiría posteriormente al modo agónico, y la ansiedad social sería el producto de un fracaso por activar un sistema filogenéticamente más tardío (el sistema de seguridad en vez del de defensa), pero ambos sistemas son importantes, aunque los seres humanos normalmente utilicemos el modo hedónico. Sin embargo, las personas con ansiedad social están predispuestas a utilizar una mentalidad agónica y tienen dificultades para construir formas hedónicas de interacción social. Así, desde un punto de vista defensivo -en vez de seguridad-, se presta atención al daño potencial, la persona se percibe a sí mismo como inferior en jerarquías hostiles y pone en marcha conductas de sumisión para impedir el rechazo o la pérdida de estatus. Hay un predominio de mentalidad competitiva. Además, la ansiedad social puede ser el fracaso de algunos individuos para identificar señales de seguridad, y esta surgiría por el temor a ser considerado sin valor o carente de atributos positivos por otros miembros del grupo.
Esta es solo una de las muchas perspectivas y teorías que giran en torno a la ansiedad social, una forma particular de ansiedad que experimentan muchas personas, y en entradas posteriores hablaré más de este tipo de ansiedad, y del trastorno que puede generar.
ENTRADAS RELACIONADAS
-La ansiedad y la complicación en su delimitación conceptual
BIBLIOGRAFÍA
-Manual de Psicopatología de la UNED.
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