La ansiedad y la complicación en su delimitación conceptual
No es fácil introducir el concepto de ansiedad, ya que se encuentra relacionada con otros conceptos como el miedo, la angustia o el estrés; además, es una etiqueta diagnóstica utilizada para referirse a un amplio elenco de trastornos y, además, es utilizada en el lenguaje coloquial de una forma altamente indiscriminada (todo esto teniendo en cuenta que, encima, es un término que está muy de moda para definir en muchos casos emociones que no son realmente ansiedad); todo esto contribuye a su amplio uso y abuso en el lenguaje coloquial.
Ciertamente, la ansiedad se encuentra relacionada con la emoción de miedo -emoción primaria-, pero mientras que el miedo es una reacción a una situación y un peligro real, la ansiedad es una proacción ante una situación anticipada como peligrosa. Pero ambas emociones comparten recursos y funciones, y actúan de forma complementaria.
Por su parte, la angustia, aunque tiene diferentes acepciones, se refiere a la experiencia subjetiva asociada a la ansiedad (es decir, cómo sentimos y experimentamos la ansiedad), y, por tanto, forma parte de la emoción de la ansiedad.
Igualmente, el estrés es un proceso psicológico adaptativo, pero no es una emoción, aunque comparte elementos en común con la ansiedad.
Por otra parte, la ansiedad también da nombre a un trastorno mental de amplia incidencia. Sin duda, ansiedades normal y patológica tienen una misma raíz psicológica, pero dada la trascendencia social de la patológica, esta última parece ser la única acepción posible, lacrando de este modo la comprensión de la ansiedad normal. Hubiese sido deseable contar con dos etiquetas diferentes para referirnos a la ansiedad normal y a la patológica.
Realmente, podemos considerar la ansiedad como una actitud cognitiva emocional más que como una emoción (en este post hablo de la diferencia de ambos conceptos) -pero para abreviar, seguiré llamándolo emoción-, desarrollada a partir de la emoción primaria del miedo, que permite extender las capacidades de ésta ante nuevas condiciones y situaciones, lo que permite la anticipación ate situaciones de amenazas y peligros.
ANSIEDAD COMO EMOCIÓN
Por lo tanto, nos encontramos ante una aportación evolutiva que eleva los procesos emocionales de meros sistemas de reacción al entorno a un sofisticado sistema de procesamiento de la información que selecciona las informaciones relevantes e ignora las irrelevantes para no saturar los recursos cognitivos limitados, realizando un análisis de la información mayor para la supervivencia. Por lo tanto, anticipa y prepara los medios psicológicos necesarios para dar la respuesta más adecuada ante cualquier indicio de amenaza o riesgo, tanto en aspectos físicos como psicológicos -de ahí su gran labor positiva y adaptativa de esta emoción-.
La forma en la que experimentamos la ansiedad viene determinada por el propio desarrollo personal, siendo especialmente críticas las experiencias que se producen en las primeras etapas de la vida; esto hace que existan grandes diferencias individuales.
Esta emoción produce un estado de agitación, inquietud, parecida a la del miedo, pero carente de un estímulo desencadenante concreto, como un miedo sin objeto -aunque esto no siempre se cumple-, o por lo menos ante objetos que no son objetivamente una verdadera amenazada en términos de supervivencia.
Por lo tanto, lo que más debemos destacar de la ansiedad es su capacidad para seleccionar y procesar información significativa, y su capacidad de proacción y anticipación.
ANSIEDAD PATOLÓGICA
Los trastornos de ansiedad comprenden una amplia variedad de alteraciones, como la ansiedad generalizada, la agorafobia, la fobia específica y social, los trastornos de pánico, los trastornos de estrés post-traumático, los trastornos obsesivo-compulsivos, etc. Todos estos trastornos causan un importante malestar subjetivo, son altamente incapacitantes y pueden alterar gravemente el funcionamiento familiar, social y laboral de quien los padece.
De forma conjunta, en todos los trastornos de ansiedad se presenta un efecto de tipo cognitivo (del procesamiento de la información), debido a un sesgo selectivo sobre los estímulos amenazantes (es decir, atención selectiva), una fuerte activación fisiológica y un efecto de incontrolabilidad, con afrontamiento caracterizado por la alta vigilancia y la alta evitación.
Desde una perspectiva evolucionista, no es la respuesta de ansiedad en sí misma la que actúa disfuncional y desadaptativamente, sino que el problema puede radicar bien en que la ansiedad es activada en un contexto disfuncional -ej: fobias-, o pude que lo que la haga disfuncional sea el umbral de disparo más bajo del adecuado por el empleo de un estilo de afrontamiento inadecuado -ej: trastornos de pánico-, junto con factores de predisposición genética o inmunológica. Pero de todo esto ya hablaremos en otras entradas.
Fuente: Manual de Psicología de la Emoción de la UNED
Ciertamente, la ansiedad se encuentra relacionada con la emoción de miedo -emoción primaria-, pero mientras que el miedo es una reacción a una situación y un peligro real, la ansiedad es una proacción ante una situación anticipada como peligrosa. Pero ambas emociones comparten recursos y funciones, y actúan de forma complementaria.
Por su parte, la angustia, aunque tiene diferentes acepciones, se refiere a la experiencia subjetiva asociada a la ansiedad (es decir, cómo sentimos y experimentamos la ansiedad), y, por tanto, forma parte de la emoción de la ansiedad.
Igualmente, el estrés es un proceso psicológico adaptativo, pero no es una emoción, aunque comparte elementos en común con la ansiedad.
Por otra parte, la ansiedad también da nombre a un trastorno mental de amplia incidencia. Sin duda, ansiedades normal y patológica tienen una misma raíz psicológica, pero dada la trascendencia social de la patológica, esta última parece ser la única acepción posible, lacrando de este modo la comprensión de la ansiedad normal. Hubiese sido deseable contar con dos etiquetas diferentes para referirnos a la ansiedad normal y a la patológica.
Realmente, podemos considerar la ansiedad como una actitud cognitiva emocional más que como una emoción (en este post hablo de la diferencia de ambos conceptos) -pero para abreviar, seguiré llamándolo emoción-, desarrollada a partir de la emoción primaria del miedo, que permite extender las capacidades de ésta ante nuevas condiciones y situaciones, lo que permite la anticipación ate situaciones de amenazas y peligros.
ANSIEDAD COMO EMOCIÓN
Por lo tanto, nos encontramos ante una aportación evolutiva que eleva los procesos emocionales de meros sistemas de reacción al entorno a un sofisticado sistema de procesamiento de la información que selecciona las informaciones relevantes e ignora las irrelevantes para no saturar los recursos cognitivos limitados, realizando un análisis de la información mayor para la supervivencia. Por lo tanto, anticipa y prepara los medios psicológicos necesarios para dar la respuesta más adecuada ante cualquier indicio de amenaza o riesgo, tanto en aspectos físicos como psicológicos -de ahí su gran labor positiva y adaptativa de esta emoción-.
La forma en la que experimentamos la ansiedad viene determinada por el propio desarrollo personal, siendo especialmente críticas las experiencias que se producen en las primeras etapas de la vida; esto hace que existan grandes diferencias individuales.
Esta emoción produce un estado de agitación, inquietud, parecida a la del miedo, pero carente de un estímulo desencadenante concreto, como un miedo sin objeto -aunque esto no siempre se cumple-, o por lo menos ante objetos que no son objetivamente una verdadera amenazada en términos de supervivencia.
Por lo tanto, lo que más debemos destacar de la ansiedad es su capacidad para seleccionar y procesar información significativa, y su capacidad de proacción y anticipación.
ANSIEDAD PATOLÓGICA
Los trastornos de ansiedad comprenden una amplia variedad de alteraciones, como la ansiedad generalizada, la agorafobia, la fobia específica y social, los trastornos de pánico, los trastornos de estrés post-traumático, los trastornos obsesivo-compulsivos, etc. Todos estos trastornos causan un importante malestar subjetivo, son altamente incapacitantes y pueden alterar gravemente el funcionamiento familiar, social y laboral de quien los padece.
De forma conjunta, en todos los trastornos de ansiedad se presenta un efecto de tipo cognitivo (del procesamiento de la información), debido a un sesgo selectivo sobre los estímulos amenazantes (es decir, atención selectiva), una fuerte activación fisiológica y un efecto de incontrolabilidad, con afrontamiento caracterizado por la alta vigilancia y la alta evitación.
Desde una perspectiva evolucionista, no es la respuesta de ansiedad en sí misma la que actúa disfuncional y desadaptativamente, sino que el problema puede radicar bien en que la ansiedad es activada en un contexto disfuncional -ej: fobias-, o pude que lo que la haga disfuncional sea el umbral de disparo más bajo del adecuado por el empleo de un estilo de afrontamiento inadecuado -ej: trastornos de pánico-, junto con factores de predisposición genética o inmunológica. Pero de todo esto ya hablaremos en otras entradas.
Fuente: Manual de Psicología de la Emoción de la UNED
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