La homeostasis y la alostasis: ¿la estabilidad en la constancia o en el cambio?

Temas como el orden o el caos han sido abordados desde la física, la fiolosofía, la química, la fisiología o la medicina. Pero aquí voy a hablar concretamente del orden y del caos en relación a la activación -fisiológica- como un proceso muy importante en procesos como la emoción y la motivación, -pero sin detenerme en cómo funcionan ambos procesos en cada una de ellas, sino abordándolo de una manera muy global, y quizás excesivamente reduccionista- para, simplemente, exponer estos dos términos tan utilizados en psicología como en otras ramas.


LA HOMEOSTASIS EN LA ACTIVACIÓN FISIOLÓGICA

La homeostasis es un determinante interno que ataña específicamente el desencadenamiento de la motivación. Hace referencia a la suposición de que existe un nivel óptimo de activación en varios estados del organismo, y que se encuentra relacionado con el mantenimiento del equilibrio fisiológico, llamado equilibrio homeostático. Es decir; la homeostasis es una función que tiene el organismo de intentar restablecer un estado de equilibrio óptimo cuando éste se ha perdido. Es una manera de autorregulación que permite al organismo mantener sus constantes fisiológicas, provocando, de esta manera, estados motivacionales diferentes para conseguir ese equilibrio perdido.

Cannon creó este término señalando la tendencia natural a la búsqueda del equilibrio, que no alude a un estado fijo, inmóvil o estático, sino que una condición puede variar constantemente. Precisamente, es en esta condición de variación y de búsqueda del equilibrio donde se fundamenta la idea de la motivación, puesto que el organismo siempre está motivado para mantener la homeostasis. Como dato curioso: Cannon explicó este proceso de homeostasis proponiendo una teoría local, que situaba el origen de las sensaciones displacenteras en la estimulación de los puntos periféricos; así, Cannon explicaba la sed por la sequedad de la boca, o el hambre por las contracciones gástricas, que actuarían como señales elicitadoras de la conducta orientada al mantenimiento de la homeostasis o el equilibrio interno del organismo. Obviamente, la evidencia experimental en contra de esta teoría local -como por ejemplo a los animales a los que se les había extirpado el estómago pero seguían teniendo interés por la comida- dirigió la investigación apelando más bien a mecanismos centrales.

Los mecanismos receptores son los encargados de vigilar el estado del organismo y de producir una motivación cuando el cuerpo se halla en un estado de desequilibrio; así, cuando este se aparta de su nivel óptimo de funcionamiento, se ponen en marcha mecanismos que activan circuitos de la motivación y se inician las conductas que devolverán al cuerpo a su nivel óptimo. Por ejemplo, cuando se tiene sensación de frío, el organismo activa sus receptores y busca la manera más rápida de aliviar dicha sensación para volver a tener una sensación estable de temperatura que le devuelva a una situación confortable.

Algunos estados motivacionales como el hambre o la sed parecen ajustarse perfectamente con el nivel óptimo o de equilibrio, mientras que otros estados motivacionales más sociales -como el de poder, o el de logro- no parecen ajustarse tan fácilmente a este concepto. Este estado de equilibrio interno u homeostático a nivel neuronal se localiza en el hipotálamo -muy importante en la estructura del sistema nervioso, sobre todo el autónomo, y en el mantenimiento de los componentes celulares de los diferentes tejidos; y ya que nos metemos en el terreno psicobiológico, esta homeostasis es vital para asegurar la integridad del medio interno ante agentes nocivos como bacterias, hongos, virus y parásitos, y enemigos internos como células tumorales-.



LA ALOSTASIS

Las posteriores aportaciones de Cannon entendieron la regulación fisiológica  a través de la homeostasis, es decir, la estabilidad a través de la constancia o lo que es lo mismo: mantener cada parámetro del organismo en un nivel óptimo, corrigiendo las desviaciones mediante mecanismos de retroalimentación negativa. Pero los parámetros fisiológicos no son constantes, y sus variaciones no significan desviaciones o pérdidas del nivel óptimo, sino que estas variaciones se producen precisamente para alcanzar el nivel óptimo que se necesita en cada momento.

Por contra, Sterlin y Eyer acuñaron en 1988 el término alostasis para hacer referencia a dos aspectos cruciales de la regulación fisiológica: los parámetros fisiológicos varían y la variación anticipa las demandas. Este modelo de regulación alternativo se basa en la estabilidad a través del cambio, o lo que es lo mismo, que los mecanismos que controlan los cambios en la actividad fisiológica predicen qué nivel será el necesario basándose en la retroalimentación local y en la anticipación de las demandas.

Y es que la finalidad de la regulación fisiológica no es el mantener unos parámetros constantes, sino la supervivencia y la reproducción. Así, los sistemas de regulación y activación fisiológica se asemejan más a un sistema caótico que a una balanza.

La conclusión final es que tanto la homeostasis como la alostasis conviven y son funcionales para nuestra superviviencia y para la protección de nuestro organismo, por lo que no debemos entenderlos como procesos antagonistas de un proceso dicótico, sino más bien como procesos complementarios. Obviamente, estos procesos son más bien específicos de la medicina y la fisiología, por lo que aquí han sido abordados de forma muy superficial y desde un punto de vista de activación fisiológica -de vital importancia para procesos como la motivación o las emociones-. 



Fuente:
-Manual de Psicología de la Motivación de la UNED
-Manual de Psicología de la Emoción de la UNED
-Manual de Fundamentos de Psicobiología de la UNED.

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