¿Qué es la impronta en la psicología y la etología?

La impronta ha sido estudiada por la etología, una rama de la biología que estudia el comportamiento animal en su medio natural, muy interesada en distinguir las conductas que el animal realizar al nacer de aquellas otras que el animal adquiere a lo largo de su vida producto del aprendizaje, es decir, entre conductas innatas y adquiridas.

La impronta, también llamado "troquelado" es uno de los hallazgos más significativos en este campo por el gran valor adaptativo que implica. Consiste, básicamente, en el seguimiento a la figura que se percibe al nacer.

Lorenz (1935) investigó este proceso de apego social de las crías hacia sus madres, y halló que esta respuesta era un impulso innato que poseían ciertas aves, consistente en seguir al nacer a los objetos mayores que ellas, sobre todo si emitían señales de reclamo. Comprobó el fenómeno al observar a unos patitos salir del cascarón mientras se encontraba dando calor a los huevos; como él fue la primera figura que vieron, se quedaron "troquelados" y le seguían a todas partes, se excitaban cuando le veían y se agrupaban entorno a él en busca de protección, incluso cuando su madre estaba cerca. Muy famosa es la imagen a continuación del propio Lorenz seguido por sus patos.


Se han comprobado lazos de impronta a una gran variedad de objetos inanimados, como muñecos o hacia animales de distinta especie (mítico vídeo de cualquier animal bebé con otro animal más grande de distinta especie tratándole como si fuera realmente su hijo), aunque se consigue más fácilmente hacia objetos en movimiento y que emitan sonidos (como animales, humanos). Una vez pasado el período de tiempo en el que se establece la impronta, llamado "período crítico", es muy difícil que se adquiera esa conducta.

Debemos destacar la importancia adaptativa de esta conducta, pues asegura el seguimiento de una cría a su madre, dado que es la figura que normalmente se encuentra más próxima en el momento del nacimiento, garantizando así el aprendizaje de las conductas propias de la especie, a la vez que procura la protección materna. Por otra parte, la impronta también condiciona modelos futuros de comportamiento como es el caso de la pareja sexual que, aunque en esos momentos dichas conductas se encuentren inmaduras, pueden contribuir a modelar preferencias posteriores.

Cuando aparece el impulso de seguimiento, la cría se siente segura, lo que le permitirá explorar más, pero si desaparece la figura a seguir, surgirán conductas de miedo y acciones de búsqueda. Aún hay debate si este binomio miedo-reducción del miedo se debe a un aprendizaje asociativo o a aspectos innatos -es decir, una programación genética de dicho impulso a lo largo de la vida de la especie-.

Además del apego a la madre que determina su seguimiento, se han estudiado otros dos tipos de impronta:
  • La preferencia sexual en el momento del apareamiento hacia la especie sobre la que se haya establecido la impronta (imagínate un gato siendo criado por un perro y teniendo preferencias sexuales hacia los perros en vez de los gatos...)
  • La preferencia alimencia hacia aquellos alimentos a los que se haya expuesto el animal en unos períodso muy tempranos de su vida (¿quizás por eso nos siguen encantando los potitos, o simplemente es porque están muy buenos?


Fuente: Manual de Psicología de la Motivación de la UNED.

Comentarios

Entradas populares