Los filósofos ya auguraban la "razón" en detrimento de lo emocional.



Este post iba a llamarse "antecedentes filosóficos sobre las emociones", pero he decidido cambiarlo. No quiero extenderme mucho en autores o corrientes filosóficas que abordaron antaño el estudio de las emociones desde una perspectiva obviamente poco científica, pero quiero recalcar algunos de ellos, cuyos razonamientos a pesar de ser en algunos casos curiosos, extravagantes y creativos, son antecedentes y sentaron los cimientos de las teorías actuales sobre las emociones. Obviamente, la psicología guarda casi todas sus raíces en la filosofía, por lo que abordar la filosofía en este espacio no es para nada descabellado.

Remontémonos, obviamente, al racionalismo griego de la época de Platón y Aristóteles. Entonces, los factores emocionales apenas abarcaban lugar, y era la razón humana el factor predominante en el comportamiento humano. Es en esa época en la que la razón y la pasión se ven reflejadas en la metáfora del "amo" y el "esclavo": a la razón le pertenece el control de los "peligrosos impulsos emocionales" y la consecución de la armonía entre ambas. Esta metáfora contrapone al amo -razón- y el control frente al esclavo -emoción, relegada  la dependencia del cuerpo-. Supone por lo tanto un reduccionismo que descarga sobre los aspectos racionales todo peso de control de estos procesos, infravalorando o incluso eliminando las influencias de los componentes tanto ambientales como biológicos. Ya desde entonces se castigaba a la emoción y se premiaba a la razón -haciendo una analogía con el sistema educativo actual, un poco radical, pero, al fin y al cabo, cierta-.

Pero sigamos con Platón y, de nuevo, otra metáfora, en la cuál el aspecto emocional es comparado con un auriga y los elementos afectivos, con dos caballos (uno bueno: el aspecto afectivo, y otro malo: el apetitivo -o lo que llamaríamos hoy en día la motivación-). Menos mal que llega Aristóteles a poner un poco cordura y cognitivismo a esto, subrayando que las emociones conllevan elementos racionales, como creencias o expectativas.

Después nos topamos con los primero mecanicistas, con el empirisimo inglés y con el hedonismo. Pero quiero hacer hincapié en la etapa renacentista, donde nos encontramos al mismísimo Descartes, con una de las teorías que más me gustan y a la vez me hacen gracia sobre las emociones.

Para ponernos en contexto, Descartes, en su obra "Las pasiones del alma", aún hablaba de los conceptos de "alma" y  "cuerpo" -menos mal que luego vino Darwin a poner un poco de cordura...-. Pues bien, que empieza lo bueno: en su teoría, el alma, al interactuar con el cuerpo, producía una agitación de lo que él llamaba "los espíritus animales", que eran pequeñas partículas sanguíneas que podían mover los músculos y producir emociones y sus manifestaciones físicas. Y es que, ineludiblemente, este término de "espíritus animales" me hacen imaginar a fierecillas corriendo agitándose y saltando por los vasos sanguíneos para crear las emociones. Pero él lo utilizaba en un sentido mecanicista (porque, para él, la conducta animal era automática y carente de alma, mientras que la conducta humana era resultado de un alma racional e irracional).



Pero después de esto, ya llega Darwin, con su obra de "Las expresiones de las emociones en el hombre y los animales" y, obviamente, tumba toda teoría anterior, llevándola al plano práctico, terrenal y, sobre todo, funcional. Y bueno, a partir de aquí -sin nombrar todo lo que ha aportado Darwin obviamente al estudio de las emociones-, comienza el estudio fisiológico de las mismas, quedando atrás ya las celebridades como los "espíritus animales" y los caballos buenos y malos (no pretendo mofarme de estas teorías, en serio, pero desde un punto actual, obviamente, suena gracioso que en esa época sonara tan poco dispar). Pero vuelvo a recalcar: son esas teorías gracias a las cuáles entendemos las emociones hoy en día, por lo que no quiero restarles importancia, y es evidente que he reducido todo el espectro filosófico-teórico a las teorías que más me han llamado la atención sobre las emociones.

Evidentemente, y volviendo a la analogía de la educación, la "razón" -pasado-, o lo "cognitivo" -presente(-son conceptos diferentes, pero para que me entendáis-), siempre ha sido impuesto ante lo emocional, lo motivacional, lo apetitivo, lo pasional. No hay más que ojear cuántos estudios y corrientes psicológicas se han dedicado a lo largo de la historia al estudio de aspectos cognitivos de los seres humanos (que si la memoria, que si la atención, que si la percepción...) y qué pocos y qué recientes son los que se han interesado por la emoción. Esto viene impuesto desde antaño, y aún sigue imponiéndose reflejándose en el sistema educativo, cómo la "memoria" ocupa un lugar en el currículum del docente, pero no lo hace la emoción. Por lo tanto, como conclusión, los filósofos de antaño ya auguraban el predominio de lo cognitivo frente a lo emocional, de la "razón" sobre lo irracional -¡y si ahondamos en el sentido peyorativo que ha tenido siempre la emoción como algo que estorba a la razón, ya tenemos debate para rato!-.



Y sí, no quería recurrir a la imagen de un cerebro vs un corazón, porque estamos ya en el siglo XXI para entender que lo emocional no se encuentra en el corazón, que este sólo bombea sangre, sino que se encuentra, junto con lo cognitivo, en el cerebro y demás partes del sistema nervioso.

Fuentes: Manual de Psicología de la Emoción de la UNED y mis propias conclusiones.

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