La depresión duele, literalmente
Hace unos meses me topé con un artículo titulado así, tal cual, y quiero exponerlo, junto con otros artículos relacionados con el tema.
Quien haya experimentado un episodio de depresión mayor sabe que se trata de una condición dolorosa. No es la simple tristeza, la apatía, la angustia, sino un dolor más profundo que puede llegar a reflejarse incluso en expresiones faciales, en la voz y en el lenguaje corporal. Ese dolor, al igual que el dolor físico, es preocupante, molesto e incapacitante. Un estudio realizado en el Departamento de Investigación Clínica de Lilly reveló que el 80% de las personas que sufren depresión también sufren dolor físico. En muchos casos, los síntomas dolorosos enmascaran la depresión, ya que a veces la persona acude al médico por dolores y quejas somáticas que en realidad forman parte de un cuadro depresivo y para las cuales el consumo de analgésicos suele ser poco eficaz.
Por tanto, el "dolor emocional", además de ser una metáfora, es algo literal.
5 PUNTOS QUE COMPARTEN EL DOLOR FÍSICO Y EL PSICOLÓGICO
El dolor físico y el psicológico activan áreas similares del cerebro
Las áreas que a menudo se asocian con ambos tipos de dolor son la ínsula (que facilita el conocimiento de nuestros estados internos), la corteza frontal (incluida la cingulada anterior y el tálamo, zona donde se filtran todos los estímulos sensoriales para determinar cuáles son significativos y cuáles no-.)
El cerebro interpreta la angustia psicológica y el sufrimiento de manera similar a la angustia física pero sin poder determinar un área específica de la cual emana el dolor (en el dolor físico, sin embargo, se activan regiones somatosensoriales del cerebro involucradas en nuestro sentido del tacto).
Neurotransmisores comunes
Además de las áreas comunes del cerebro, el dolor físico y el emocional están relacionados con la presencia de neurotransmisores similares, como la serotonina, GABA, glutamato y noepinefrina (en algunas entradas hablaré más en concreto de estos neurotransmisores). De hecho, los fármacos para la depresión, como los ISRS (Inhibidores selectivos de la recaptación de serotnina) también se recetan para algunos tipos de dolor, como el dolor neuropático.
Existe un neurotransmisor, llamado "Sustancia P" que está estrechamente vinculado con nuestra capacidad para detectar amenazas y experimentar dolor físico, además de estar involucrado en la depresión. Se ha apreciado que las personas deprimidas los niveles de Sustancia P guardan relación con ciertas diferencias estructurales a nivel cerebral provocadas por la propia depresión.
Aumenta la inflamación
Las citoquinas son proteínas que regulan la respuesta inflamatoria en el organismo. La inflamación está estrechamente vinculada con el dolor físico. Curiosamente, las personas con depresión mayor también tienen niveles más elevados de citoquinas, y que a su vez conducen a la neuroinflamación (inflamación dentro del cerebro) y la aparición posterior del cuadro depresivo.
Mayor sensibilidad al dolor
Cuando estamos deprimidos, solemos ser más sensibles al dolor (hiperalgesia). El factor común en la depresión y la sensibilidad al dolor puede ser el estrés crónico -ya que el estrés agudo suele provocar el efecto contrario: una disminución de la sensibilidad al dolor, como cuando tienes tanta prisa que ni notas que te has hecho un corte-. Es la hiperalgesia la que hace que el estrés duela, de manera que incluso las pequeñas molestias se notan -también es posible que entre en juego un funcionamiento defectuoso del tálamo, que comenzaría a catalogar las molestias leves como dolorosas-.
Es más difícil concentrarse y hacer tareas cotidianas
Tanto el dolor físico como el dolor psicológico son difícil de ignorar, ya que nos alertan de que algo va mal y que debemos tomar medidas para solucionarlo. Esto hace que nuestras tareas cotidianas nos parezcan titánicas por la falta de concentración. Aún así, el dolor tiene un lado positivo, y es el de impulsarnos a la acción, motivándonos a hacer cambios para salir de ese estado.
La reflexión mental se lleva a cabo, por tanto, de manera más lenta y costosa, y la atención y la concentración disminuyen de forma considerable, como resultado del desinterés, la falta de motivación y el bajo nivel de activación fisiológica. Este síntoma, cuando se suma a los déficits de memoria, puede provocar cuadros de demencia (de hecho, esto es llamado "pseudodemencia depresiva").
OTROS DOLORES ASOCIADOS A LA DEPRESIÓN
Los diferentes efectos fisiológicos que pueden aparecer cuando se mantiene un cuadro depresivo son dolores de cabeza frecuentes, ausencia de menstruación, estreñimiento, palpitaciones, sensación de presión en el pecho, nudos en el estómago, hiperventilación, sensación de cansancio crónico (astenia), trastornos del sueño, trastornos de la alimentación, tensión, etc. Además, diversos estudios señalan a la depresión como un importante factor de riesgo de enfermedad coronaria.
Por lo tanto, la depresión y el dolor tiene una relación muy estrecha. La depresión puede causar dolor, y el dolor puede causar depresión, y a veces ambos crean un círculo vicioso en el que el dolor empeora los síntomas de la depresión, y la depresión resultante empeora los síntomas del dolor. El dolor crónico, por ejemplo, puede llevar a la depresión, como los problemas para dormir y el estrés.
Fuentes:
Manual de Psicología de la Emoción de la UNED
https://www.rinconpsicologia.com/2018/05/la-depresion-duele.html
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/depression/expert-answers/pain-and-depression/faq-20057823
https://www.mis15minutos.com/depresion/sintomas/
Quien haya experimentado un episodio de depresión mayor sabe que se trata de una condición dolorosa. No es la simple tristeza, la apatía, la angustia, sino un dolor más profundo que puede llegar a reflejarse incluso en expresiones faciales, en la voz y en el lenguaje corporal. Ese dolor, al igual que el dolor físico, es preocupante, molesto e incapacitante. Un estudio realizado en el Departamento de Investigación Clínica de Lilly reveló que el 80% de las personas que sufren depresión también sufren dolor físico. En muchos casos, los síntomas dolorosos enmascaran la depresión, ya que a veces la persona acude al médico por dolores y quejas somáticas que en realidad forman parte de un cuadro depresivo y para las cuales el consumo de analgésicos suele ser poco eficaz.
Por tanto, el "dolor emocional", además de ser una metáfora, es algo literal.
5 PUNTOS QUE COMPARTEN EL DOLOR FÍSICO Y EL PSICOLÓGICO
El dolor físico y el psicológico activan áreas similares del cerebro
Las áreas que a menudo se asocian con ambos tipos de dolor son la ínsula (que facilita el conocimiento de nuestros estados internos), la corteza frontal (incluida la cingulada anterior y el tálamo, zona donde se filtran todos los estímulos sensoriales para determinar cuáles son significativos y cuáles no-.)
El cerebro interpreta la angustia psicológica y el sufrimiento de manera similar a la angustia física pero sin poder determinar un área específica de la cual emana el dolor (en el dolor físico, sin embargo, se activan regiones somatosensoriales del cerebro involucradas en nuestro sentido del tacto).
Neurotransmisores comunes
Además de las áreas comunes del cerebro, el dolor físico y el emocional están relacionados con la presencia de neurotransmisores similares, como la serotonina, GABA, glutamato y noepinefrina (en algunas entradas hablaré más en concreto de estos neurotransmisores). De hecho, los fármacos para la depresión, como los ISRS (Inhibidores selectivos de la recaptación de serotnina) también se recetan para algunos tipos de dolor, como el dolor neuropático.
Existe un neurotransmisor, llamado "Sustancia P" que está estrechamente vinculado con nuestra capacidad para detectar amenazas y experimentar dolor físico, además de estar involucrado en la depresión. Se ha apreciado que las personas deprimidas los niveles de Sustancia P guardan relación con ciertas diferencias estructurales a nivel cerebral provocadas por la propia depresión.
Aumenta la inflamación
Las citoquinas son proteínas que regulan la respuesta inflamatoria en el organismo. La inflamación está estrechamente vinculada con el dolor físico. Curiosamente, las personas con depresión mayor también tienen niveles más elevados de citoquinas, y que a su vez conducen a la neuroinflamación (inflamación dentro del cerebro) y la aparición posterior del cuadro depresivo.
Mayor sensibilidad al dolor
Cuando estamos deprimidos, solemos ser más sensibles al dolor (hiperalgesia). El factor común en la depresión y la sensibilidad al dolor puede ser el estrés crónico -ya que el estrés agudo suele provocar el efecto contrario: una disminución de la sensibilidad al dolor, como cuando tienes tanta prisa que ni notas que te has hecho un corte-. Es la hiperalgesia la que hace que el estrés duela, de manera que incluso las pequeñas molestias se notan -también es posible que entre en juego un funcionamiento defectuoso del tálamo, que comenzaría a catalogar las molestias leves como dolorosas-.
Es más difícil concentrarse y hacer tareas cotidianas
Tanto el dolor físico como el dolor psicológico son difícil de ignorar, ya que nos alertan de que algo va mal y que debemos tomar medidas para solucionarlo. Esto hace que nuestras tareas cotidianas nos parezcan titánicas por la falta de concentración. Aún así, el dolor tiene un lado positivo, y es el de impulsarnos a la acción, motivándonos a hacer cambios para salir de ese estado.
La reflexión mental se lleva a cabo, por tanto, de manera más lenta y costosa, y la atención y la concentración disminuyen de forma considerable, como resultado del desinterés, la falta de motivación y el bajo nivel de activación fisiológica. Este síntoma, cuando se suma a los déficits de memoria, puede provocar cuadros de demencia (de hecho, esto es llamado "pseudodemencia depresiva").
OTROS DOLORES ASOCIADOS A LA DEPRESIÓN
Los diferentes efectos fisiológicos que pueden aparecer cuando se mantiene un cuadro depresivo son dolores de cabeza frecuentes, ausencia de menstruación, estreñimiento, palpitaciones, sensación de presión en el pecho, nudos en el estómago, hiperventilación, sensación de cansancio crónico (astenia), trastornos del sueño, trastornos de la alimentación, tensión, etc. Además, diversos estudios señalan a la depresión como un importante factor de riesgo de enfermedad coronaria.
Por lo tanto, la depresión y el dolor tiene una relación muy estrecha. La depresión puede causar dolor, y el dolor puede causar depresión, y a veces ambos crean un círculo vicioso en el que el dolor empeora los síntomas de la depresión, y la depresión resultante empeora los síntomas del dolor. El dolor crónico, por ejemplo, puede llevar a la depresión, como los problemas para dormir y el estrés.
Fuentes:
Manual de Psicología de la Emoción de la UNED
https://www.rinconpsicologia.com/2018/05/la-depresion-duele.html
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/depression/expert-answers/pain-and-depression/faq-20057823
https://www.mis15minutos.com/depresion/sintomas/
Comentarios
Publicar un comentario