¿Cuándo ayuda la gente?
Para abordar este tema, tendríamos que centrarnos en dos cuestiones que han sido investigadas por separado: las características de la situación de ayuda propiamente dicha y las de la persona que necesita la ayuda. Si tuviera que abordar ambas cuestiones en profundidad, esto se haría demasiado extenso, así que nuevamente pecaré de caer en reduccionismos pero intentaré explicar los elementos principales de la conducta de ayuda.
CARACTERÍSTICAS DE LA SITUACIÓN
En vez de plantearnos "¿cuándo ayuda la gente?", podríamos plantearnos la pregunta opuesta: ¿Cuándo no ayuda la gente? Esta forma de enfocar la cuestión se debe al detonante que impulsó esta nueva línea de investigación: el llamado "Incidente de Kitty Genovese".
La noticia de que una mujer joven brutalmente asesinada cuando volvía a su casa tuvo mucho impacto en su época. Pero no fue el asesinato en sí lo que provocó tal reacción, sino el hecho de que mientras solo un hombre atacaba y apuñalaba a Kitty, en un episodio que se prolongó durante más de media hora, hubo un total de 38 testigos que presenciaron el incidente desde el principio hasta el final sin hacer nada para evitarlo. Estos testigos no eran psicópatas ni sádicos que disfrutaran del sufrimiento de los demás. Tan solo uno de ellos, al cabo de media hora, llamó a la policía.
A partir de este caso y tras esta nueva línea de investigación, se puso a prueba y se confirmó el llamado "efecto de los espectadores", según el cuál, cuanto mayor sea el número de espectadores, menor será la probabilidad de que cualquiera de ellos preste ayuda a la persona necesitada. Y aunque estos espectadores no ayuden, sí muestran signos de inquietud y preocupación.
De todo ello, y gracias a muchos experimentos, los autores extrajeron la conclusión de que la intervención o no en casos de emergencia es el resultado de un proceso de decisión que tiene lugar en la mente del individuo, proceso en el cual influyen una serie de factores situacionales que inclinarán la decisión hacia la ayuda o hacia la no intervención.
Según el modelo de decisión de Latané y Darley, este proceso se divide en 5 pasos:
Cuando una persona está en una situación de emergencia:
1. ¿Se de cuenta de que la situación es anormal, de que algo anómalo está sucediendo? Puede parecer una obviedad, pero muchas veces ocurren cosas a nuestro alrededor que pasan desapercibida por sobrecarga estimular (que nos obliga a seleccionar la información a la que atendemos -atención selectiva-) o porque nuestro nivel de estrés o de actividad hace que tengamos la mente ocupada en otras cosas.
2. ¿Interpreta la situación como una emergencia? Esto depende de la claridad de la situación y de lo que hagan otras personas que estén presentes. Cuando la situación es ambigua, la gente recurre a indicios sociales, utilizando sus conductas y sus opiniones como información sobre la realidad y sobre lo que se debe hacer en esa situación. Existe un fenómeno llamado "ignorancia pluralizada" consistente en inhibir la expresión de una actitud o emoción porque se piensa que la mayoría no la comparte, aunque en realidad no sea así. Si estamos en una situación ambigua que interpretamos como preocupante pero vemos en los demás gestos de tranquilidad, esto nos dará la pista de que entonces no tenemos de qué preocuparnos. Por otra parte, la gente tiene miedo de hacer el ridículo malinterpretando como emergencia una situación que no lo es. Además, cuanto más semejantes a nosotros sean las personas que nos rodean, más nos guiaremos por sus conductas y emociones.
3. ¿Asume la responsabilidad de actuar? No basta con que el observador se de cuenta de que algo está pasando, ni de que lo interprete como una emergencia; debe, además, considerar que tiene la responsabilidad de prestar ayuda. Aquí es donde los vecinos de la mujer asesinada fallaron: ninguno de ellos se sentía personalmente responsable de actuar (este proceso es llamado "difusión de la responsabilidad". Es como un "¿por qué debo actuar yo y no el otro?".
4. ¿Se considera capaz de ayudar? Incluso sintiéndose responsable, un individuo puede considerarse incapaz de ayudar a la persona necesitada, o no saber cómo actuar. Esto viene determinado por la propia confianza en nuestra propia capacidad.
5. Por último, a pesar de cumplirse todos los pasos anteriores, la persona puede decidir no actuar por miedo a los costes que le supondría hacerlo (por ejemplo, si cree que su intervención le acarreará problemas o consecuencias negativas, o teme la evaluación de los demás).
CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONA QUE NECESITA AYUDA
Es más probable que ayudemos a alguien que nos resulte más atractivo, o que sea más semejante a nosotros. La semejanza entre la víctima y el observador puede influir además en la conducta de ayuda a través de otro proceso: la culpabilización de la víctima. Por una parte, la tendencia a ayudar a alguien es mayor si se considera que su problema se debe a circunstancias ajenas y fuera de su control que si se atribuye la causa a esa persona. Además, cuanto más semejante a nosotros es una persona, mayor es nuestra tendencia a considerar que no tiene la culpa de lo que le sucede (atribución defensiva).
Sin embargo, en determinados casos, esta atribución defensiva puede llevar al resultado contrario: cuando el problema de la otra persona es muy grave, percibir al otro como semejante puede recordarnos que eso mismo nos podría pasar a nosotros, lo que nos produce una sensación desagradable de amenaza. Por ello, recurriremos a una doble estrategia: 1) Distorsionar la percepción de la víctima, viéndola como diferente a nosotros y asignándole características negativas y 2) Atribuyéndole la responsabilidad de lo que le ocurre. Por tanto, negaremos su ayuda. Esta tendencia de culpabilizar a las víctimas suele darse sobre todo en personas que mantienen la creencia de que el mundo es justo, un lugar donde cada uno tiene lo que se merece.
Obviamente, existen muchos otros modelos (como los de costes-beneficios, los que se centran en las propias conductas de ayuda, etc), pero este es uno de los más desarrollados y que mayor impacto ha generado en la Psicología Social. Más adelante intentaré abordar otros aspectos bastante interesantes y significativos de las conductas de ayudas, las conductas prosociales y las conductas altruistas/egoístas.
Fuente: Manual de Psicología Social de la UNED.
CARACTERÍSTICAS DE LA SITUACIÓN
En vez de plantearnos "¿cuándo ayuda la gente?", podríamos plantearnos la pregunta opuesta: ¿Cuándo no ayuda la gente? Esta forma de enfocar la cuestión se debe al detonante que impulsó esta nueva línea de investigación: el llamado "Incidente de Kitty Genovese".
La noticia de que una mujer joven brutalmente asesinada cuando volvía a su casa tuvo mucho impacto en su época. Pero no fue el asesinato en sí lo que provocó tal reacción, sino el hecho de que mientras solo un hombre atacaba y apuñalaba a Kitty, en un episodio que se prolongó durante más de media hora, hubo un total de 38 testigos que presenciaron el incidente desde el principio hasta el final sin hacer nada para evitarlo. Estos testigos no eran psicópatas ni sádicos que disfrutaran del sufrimiento de los demás. Tan solo uno de ellos, al cabo de media hora, llamó a la policía.
A partir de este caso y tras esta nueva línea de investigación, se puso a prueba y se confirmó el llamado "efecto de los espectadores", según el cuál, cuanto mayor sea el número de espectadores, menor será la probabilidad de que cualquiera de ellos preste ayuda a la persona necesitada. Y aunque estos espectadores no ayuden, sí muestran signos de inquietud y preocupación.
De todo ello, y gracias a muchos experimentos, los autores extrajeron la conclusión de que la intervención o no en casos de emergencia es el resultado de un proceso de decisión que tiene lugar en la mente del individuo, proceso en el cual influyen una serie de factores situacionales que inclinarán la decisión hacia la ayuda o hacia la no intervención.
Según el modelo de decisión de Latané y Darley, este proceso se divide en 5 pasos:
Cuando una persona está en una situación de emergencia:
1. ¿Se de cuenta de que la situación es anormal, de que algo anómalo está sucediendo? Puede parecer una obviedad, pero muchas veces ocurren cosas a nuestro alrededor que pasan desapercibida por sobrecarga estimular (que nos obliga a seleccionar la información a la que atendemos -atención selectiva-) o porque nuestro nivel de estrés o de actividad hace que tengamos la mente ocupada en otras cosas.
2. ¿Interpreta la situación como una emergencia? Esto depende de la claridad de la situación y de lo que hagan otras personas que estén presentes. Cuando la situación es ambigua, la gente recurre a indicios sociales, utilizando sus conductas y sus opiniones como información sobre la realidad y sobre lo que se debe hacer en esa situación. Existe un fenómeno llamado "ignorancia pluralizada" consistente en inhibir la expresión de una actitud o emoción porque se piensa que la mayoría no la comparte, aunque en realidad no sea así. Si estamos en una situación ambigua que interpretamos como preocupante pero vemos en los demás gestos de tranquilidad, esto nos dará la pista de que entonces no tenemos de qué preocuparnos. Por otra parte, la gente tiene miedo de hacer el ridículo malinterpretando como emergencia una situación que no lo es. Además, cuanto más semejantes a nosotros sean las personas que nos rodean, más nos guiaremos por sus conductas y emociones.
3. ¿Asume la responsabilidad de actuar? No basta con que el observador se de cuenta de que algo está pasando, ni de que lo interprete como una emergencia; debe, además, considerar que tiene la responsabilidad de prestar ayuda. Aquí es donde los vecinos de la mujer asesinada fallaron: ninguno de ellos se sentía personalmente responsable de actuar (este proceso es llamado "difusión de la responsabilidad". Es como un "¿por qué debo actuar yo y no el otro?".
4. ¿Se considera capaz de ayudar? Incluso sintiéndose responsable, un individuo puede considerarse incapaz de ayudar a la persona necesitada, o no saber cómo actuar. Esto viene determinado por la propia confianza en nuestra propia capacidad.
5. Por último, a pesar de cumplirse todos los pasos anteriores, la persona puede decidir no actuar por miedo a los costes que le supondría hacerlo (por ejemplo, si cree que su intervención le acarreará problemas o consecuencias negativas, o teme la evaluación de los demás).
CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONA QUE NECESITA AYUDA
Es más probable que ayudemos a alguien que nos resulte más atractivo, o que sea más semejante a nosotros. La semejanza entre la víctima y el observador puede influir además en la conducta de ayuda a través de otro proceso: la culpabilización de la víctima. Por una parte, la tendencia a ayudar a alguien es mayor si se considera que su problema se debe a circunstancias ajenas y fuera de su control que si se atribuye la causa a esa persona. Además, cuanto más semejante a nosotros es una persona, mayor es nuestra tendencia a considerar que no tiene la culpa de lo que le sucede (atribución defensiva).
Sin embargo, en determinados casos, esta atribución defensiva puede llevar al resultado contrario: cuando el problema de la otra persona es muy grave, percibir al otro como semejante puede recordarnos que eso mismo nos podría pasar a nosotros, lo que nos produce una sensación desagradable de amenaza. Por ello, recurriremos a una doble estrategia: 1) Distorsionar la percepción de la víctima, viéndola como diferente a nosotros y asignándole características negativas y 2) Atribuyéndole la responsabilidad de lo que le ocurre. Por tanto, negaremos su ayuda. Esta tendencia de culpabilizar a las víctimas suele darse sobre todo en personas que mantienen la creencia de que el mundo es justo, un lugar donde cada uno tiene lo que se merece.
Obviamente, existen muchos otros modelos (como los de costes-beneficios, los que se centran en las propias conductas de ayuda, etc), pero este es uno de los más desarrollados y que mayor impacto ha generado en la Psicología Social. Más adelante intentaré abordar otros aspectos bastante interesantes y significativos de las conductas de ayudas, las conductas prosociales y las conductas altruistas/egoístas.
Fuente: Manual de Psicología Social de la UNED.
Comentarios
Publicar un comentario